El cuerpo genera su propia energía con la quema de los recursos almacenados y obtenidos por el exceso de grasas, carbohidratos y azúcares
Autor: Dr Noreen A Kassem Fuente: Emel Magazine y Web Islam.
Anatomía del cuerpo humano. |
Durante el ayuno, el cuerpo genera su propia energía por la quema de los recursos almacenados y obtenidos por el exceso de grasas, carbohidratos y azúcares. El hígado es el órgano más importante en este proceso económico; éste convierte las grasas en sustancias químicas llamadas cuerpos cetónicos, que son tres compuestos hidrosolubles que luego se utilizan como fuente de energía.
La desintoxicación es una de las ventajas más importantes del ayuno. Un proceso regular del cuerpo, la desintoxicación se produce de forma que colon, hígado, riñón, pulmones, ganglios linfáticos y piel eliminan o neutralizan las toxinas. Este proceso se acelera durante el ayuno, puesto que el cuerpo descompone las grasas. Las sustancias químicas y toxinas absorbidas de los alimentos y el medio ambiente se almacenan en las reservas de grasa y son liberadas durante el ayuno.
El ayuno es también una curación para la mente, el cuerpo y el alma en más de un sentido. A nivel físico, la energía y los recursos se desvían del sistema digestivo (que está constantemente en uso, ya que se nutre de los alimentos) hacia el sistema inmunológico y se reinvierten en procesos metabólicos que permiten al cuerpo sanar, reconstruirse y recuperarse a sí mismo.
Estudios médicos muestran que durante un ayuno, tejidos anormalos tales como los tumores se privan de nutrientes y, por lo tanto, son más susceptibles de ser degradados y expulsados del organismo. El ayuno permite al cuerpo aprovechar sus recursos al máximo de su potencial y centrarse en la reconstrucción a un nivel microscópico, en tanto que los controles genéticos del ADN y el ARN se hacen más eficientes en la transcripción de las proteínas y los tejidos que el cuerpo necesita. Esta renovada síntesis de proteínas tiene como resultado células, tejidos y órganos más saludables.
Otros cambios que experimenta el cuerpo durante el ayuno incluyen un ligero descenso de la temperatura corporal debido a una disminución en la tasa metabólica y las funciones generales del cuerpo. Los niveles de azúcar en sangre también bajan, pues el cuerpo utiliza el depósito de glucógeno en el hígado y la tasa metabólica base (TMB) se reduce con el fin de conservar la energía.
El sistema digestivo, muy a menudo sobrecargado y obligado a trabajar sin cesar, también se limpia para que la digestión y la absorción de nutrientes sean más eficientes. El revestimiento del estómago y los intestinos encuentra como restaurar las glándulas y los músculos, y eliminar las aguas residuales. Otros procesos que sustentan la infraestructura fundamental del cuerpo se intensifican durante el ayuno; por ejemplo, la producción de hormonas se incrementa, así como la liberación de hormonas responsables del envejecimiento.
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