Escrito por José Miguel Calatayud en el Blog: "África no es un país"
Joseph Conrad escribió El corazón de las tinieblas en 1899, inspirado por las experiencias que él mismo había vivido en el Congo diez años antes. Conrad describe un lugar oscuro en lo geográfico y en lo humano, en el que violentos nativos han sido sometidos brutalmente por los colonialistas europeos.
"Alguna imagen, alguna visión le hicieron gritar en un susurro, lo dijo dos veces en un grito que era poco más que un exhalación: '¡El horror! ¡El horror!'", dice el narrador del señor Kurtz, un agente comercial que habría perdido -o encontrado- la razón en el Congo.
Desde entonces, y tras haber sufrido a manos del rey belga Leopoldo una de las colonizaciones más destructivas por parte de cualquier país europeo, la historia del Congo se lee como una historia de los horrores. La imagen de este lugar de África -hoy dividido en la República Democrática del Congo y en la República del Congo- como el corazón de las tinieblas sigue presente y, de hecho, hace unos días el Guardian británico publicó un relato de viajes que más de un siglo después recuerda demasiado al de Conrad: "Estaba solo en medio del Congo más profundo y más oscuro. Aun peor, ocho nativos furiosos me perseguían en dos canoas, y me estaban alcanzando. "¡Mazungu ... Mazunguuu!", se oían los gritos a mi espalda. "¡Danos dinero!" Estaban todos de pie y remando como posesos. El más cercano llevaba un machete enorme enganchado en su cintura..."
Sin embargo y afortunadamente, la realidad se empeña en estropear estas narraciones simplistas y exageradas. No sólo las cosas son más complejas y más comunes a pie de calle sino que del Congo pueden surgir también productos de alta tecnología: da la bienvenida al 'iPad congoleño'.
Verone Mankou es un joven de 26 años originario de Pointe Noire, la segunda mayor ciudad de la República del Congo tras Brazzaville, la capital. Y Mankou es también el creador de la Way-C, la primera tableta africana, puesta en venta finalmente el 30 de enero.
La Way-C, que significa "luz de las estrellas" en un dialecto congoleño, parece tener poco que envidiar al iPad de Apple o a las Galaxy de Samsung. La tableta táctil congoleña es de 7 pulgadas y tiene un procesador de 1.2 Ghz, 512 megas de RAM, 4 gigas de disco duro y conectividad Wifi. Funciona con el sistema operativo Android y, con una resolución de 800x480, su creador asegura que en ella se pueden ver vídeos en alta resolución y juegos en tres dimensiones. Quizá su punto más flojo es la batería, que le da una autonomía de hasta seis horas que probablemente sepa a poco a quien la use en países africanos en los que la electricidad viene y va. Pero la Way-C compensa con su precio: está a la venta por 150.000 francos centroafricanos, el equivalente de unos 230 euros.
Como era de esperar, la tableta está siendo producida industrialmente en Shenghzen, en China, tal y como los iPad y iPhones y otros productos 'occidentales'. Pero también tal y como los iPhone tienen una inscripción que dice "Diseñado por Apple en California", en la Way-C se puede leer: "Creada y diseñada en Congo".
De momento sólo se puede conseguir directamente en Brazzaville y Pointe Noire y en la página web se asegura que desde febrero también se puede conseguir en otros países del oeste africano y el Sahel como Camerún, Benin, Costa de Marfil o Malí. Además, Mankou y su empresa VMK esperan pronto poder exportarla a algunos países de Europa y a India.
El nombre de la compañía, VMK, además de hacer referencia al nombre de su creador, son las siglas de "vou mou ka", que en el idioma kikongo significa: "despertad". "Originalmente, la idea era concebir un ordenador a bajo precio para dar acceso a Internet al mayor número posible de gente", señala Mankou en la web de la empresa.
Es el resultado de año y medio de trabajo (empezó a mediados de 2010) y en VMK ya están trabajando en una nueva tableta a la que esperan dar conectividad 3G. "Estamos también desarrollando nuestra propia tienda de aplicaciones, VMK Box, que nos permitirá anteponer las aplicaciones desarrolladas por programadores africanos, aplicaciones que son difíciles de enconrar en Android Market. Por ejemplo, pienso en una aplicación que dará la distancia y el horario de la farmacia más cercana", decía Mankou al semanario francés Le Point.
Mankou, que también es consejero sobre tecnologías de la comunicación en el Ministerio de Correos y Telecomunicaciones de su país, ha sido llamado "el Steve Jobs africano" en la prensa local. Y, precisamente, como el difunto Jobs y su empresa, Apple, la tableta Way-C también puede tener un lado oscuro. Un reciente reportaje del New York Times (recogido en español en El País) documentó las terribles condiciones de trabajo en las plantas de Foxconn, una empresa china que produce un 40% de todos los productos electrónicos de consumo del mundo, incluyendo iPhones, iPads y objetos similares. Son también estas condiciones las que permiten la producción en masa y a bajo precio de la Way-C.
Además, e igualmente como en el caso de otras empresas occidentales y asiáticas, los componentes de la tableta congoleña pueden contener 'minerales de conflicto' si no establecen los controles adecuados en su cadena de suministro. Lo que en el caso de la Way-C viene con una ironía amarga, ya que estos minerales provienen de su vecino gigante: la República Democrática de Congo (RDC), donde aún quedan grupos armados en la zona este que se financian en parte a través de la explotación de estos recursos.
En el peor de los casos, la Way-C demuestra que la imagen tenebrosa del Congo y del centro de África es hoy poco más que, precisamente, una ficción literaria. Y, aunque por supuesto la región y en particular la RDC están marcadas por problemas y conflictos residuales, a pesar de todo son también capaces de producir emprendedores y productos tecnológicos que rivalizan con los creados en países occidentales y asiáticos.
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