Port Said ha amanecido con el Ejército en la calle y la población indignada. Muchos ven una mano negra detrás de los gravísimos incidentes ocurridos ayer tras un partido de fútbol entre los equipos Al Masry y Al Ahly, dos de los más populares de Egipto. Murieron 74 personas; otras 500 resultaron heridas, algunos de ellos se encuentran en grave estado. Se trata de una mayores tragedias en la historia de este deporte. Los seguidores del equipo local invadieron el campo armados con cuchillos y persiguieron a los jugadores rivales de Al Ahly, quienes salvaron la vida al alcanzar el túnel de vestuarios protegidos por una escasa dotación policial. La mayoría de los muertos son seguidores de este equipo, llamados Los Ultras, que han desepeñado un papel importante en la revolución.
Egipto hoy es un nido de rumores sobre el papel policial en Port Said. Se les acusa de bloquear las puertas del estadio y de no defender a Los Ultras. Un portavoz de los Hermanos Musulmanes, el partido mayoritario, acusa a elementos del régimen anterior, como sugiere también el titular destacado del Christian Science Monitor.
El jefe de la junta militar, el mariscal Husein Tantaui, acudió anoche a una base militar próxima a El Cairo para recibir a los jugadores de Al Ahly, evacuados de Port Said en un avión de la Fuerza Aérea. The New York Times cita a varios diputados que acusan a los militares de permitir la matanza con el fin de justificar sus poderes extraordinarios y socavar la revolución. La Junta trata de conservar un papel central en la nueva situación política.
"Esto no es fútbol, es la guerra, había personas muriendo delante delante de nosotros", declaró Mohamed Abo Treika, jugador del Al-Ahly, Algunos perecieron asfixiados en la avalancha, pisoteados; la mayoría, a causa de cortes con arma blanca en la cabeza y en el cuerpo. Aunque en Egipto son frecuentes los incidentes en los campos de fútbol, en los que la seguridad es baja, este es el más grave.
Esta tragedia se produce un año después de la caída del dictador Hosni Mubarak, un año intenso como recuerda este gráfico de Al Yazeera, y en pleno proceso de transición de un gobierno nombrado por las Fuerzas Armadas a otro encabezado por islamistas moderados, los Hermanos Musulmanes, vencedores de las primeras elecciones democráticas celebradas en diciembre y enero.
Los ultras de Al-Ahly han participado en numerosas manifestaciones antirégimen. También estuvieron en la defensa de Tahrir durante la noche en la que los mubaraquistas atacaron subidos en camellos.
Lectura recomendada: La guerra del fútbol de Ryszard Kapuscinski (Anagrama).
El Gobierno egipcio ha decretado tres días de luto; el Parlamento se reúne hoy para estudiar la situación e impulsar una investigación de los hechos. The Guardian analiza en este vídeo las relaciones entre el fútbol y el régimen de Mubarak; entre el fútbol y la revolución de Tahrir.
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