martes, 19 de octubre de 2010

El perfil profesional de un mediador intercultural


Si mejorar la realidad de la inmigración en España se vincula a aumentar el grado de integración del conjunto social, para conseguir este objetivo no es suficiente el trabajo aislado con las personas inmigrantes, sino que la iniciativa social, pública y/o privada, tiene un importante papel que cumplir.
El trabajo de «mediación» tiene su ámbito entre las asociaciones de inmigrantes y el conjunto social, entre otras asociaciones de solidaridad y las personas inmigrantes, entre todos ellos y la Administración Pública o las entidades privadas, y su función es facilitar, potenciar y rentabilizar recursos de todo tipo: información, comunicación, recursos técnicos, económicos, etc.
Esta tarea sería propia de personas (autóctonas o inmigrantes) cuyo conocimiento de la realidad, su formación y su capacidad de trabajo sirva para potenciar la participación en una sociedad multicultural. Por ello es importante analizar cuál debe ser su «perfil ideal» fundamentado en tres aspectos:
  1. Las actitudes que debe mantener.
  2. La formación de la que debe dotarse.
  3. La coordinación con otros agentes sociales.
CARACTERÍSTICAS DEL PERFIL DE LOS MEDIADORES INTERCULTURALES

ACTITUDES:

Como en cualquier trabajo social, las actitudes de los educadores con población inmigrante son condicionantes para la acción que pretenden. Cada una de estas personas tiene un bagaje individual que contextualiza sus propias expectativas al trabajar con población inmigrante. Es por eso por lo que tiene que contar con unas actitudes específicas sin las cuales no podría desarrollar su trabajo de manera adecuada.
Por ejemplo, sería muy difícil que una persona con una actitud racista pudiese trabajar en el ámbito al que nos referimos, pero no menos malo sería una persona que estuviese en el otro extremo, es decir que presentase una actitud paternalista hacia los usuarios del servicio.
Por tanto, el educador debería contar con unas actitudes básicas a la hora de afrontar su trabajo, tales como:

Sensibilidad ante la diversidad cultural: 
Poseer esta actitud se traduce en demostrar sensibilidad y respecto ante las manifestaciones culturales del otro, al menos, en la misma medida en que lo exigimos de las nuestras. Respeto a la intimidad étnica, a sus formas de comunicarse, a su derecho al silencio o a la prudencia para compartir sus experiencias, su vida, sus aspectos culturales, respeto a las diferentes percepciones de los espacios y los tiempos, que son factores fundamentales que caracterizan las culturas y que por tanto son diversas, etc.

Talante democrático y tolerante: esta actitud se traduce en lo siguiente:
  • Mantener una actitud abierta hacia el otro.
  • Contrastar y cuestionar permanentemente los propios esquemas.
  • Ponerse en el lugar del otro, lo que nos permitirá reconocer al otro como una persona muy semejante (dinámica).
  • Que permita la expresión de la diversidad cultural.
  • Capacidad de mantenerse neutral incluso en situaciones en que sus convicciones personales puedan inclinarle a tomar partido. Una persona no se convierte en mediador intercultural sólo por tener una titulación, sino que tiene que suponérsele a la persona ese talante, esa actitud abierta como un estilo de vida.
Controlar la influencia de las expectativas:
  • Evitar el efecto "Pigmalión"
  • No confundir la identidad cultural con la uniformidad interpersonal porque nadie es igual a nadie aunque sea de la misma etnia, la misma cultura, el mismo país, el mismo pueblo o la misma familia.
  • Considerar que las expectativas previas sobre las personas condicionan los procesos y que es importante madurar en esa percepción de lo diverso.
  • Trabajar por la autonomía de las personas y no por la dependencia.
  • Buscar la máxima simetría en las relaciones interpersonales.
  • Entrar en un proceso de aculturación recíproca, es decir, estar en disposición de efectuar un cambio personal producto de la relación con otras personas.
APTITUDES:

En cuanto a las aptitudes profesionales, el educador debe de tener conocimientos en técnicas de análisis de la realidad, planificación de procesos de intervención social y técnicas de trabajo en grupo.
Para poder volver a tener una idea más completa de las características con las que tiene que contar un educador con inmigrantes vamos a fijarnos en unas características generales como las siguientes:
  • Personas de ambos sexos: de forma que el equipo pueda contar siempre con la perspectiva de género y con los profesionales adecuados para cada ocasión. Pensemos que pueden darse casos especiales como un maltrato a una mujer en que ésta se sienta más cómoda halando con otra mujer, o al contrario, un caso de intervención entre un conflicto padre e hijo, donde el padre se sienta más a gusto tratando con un hombre.
  • Personas originarias de diversas áreas políticas y culturales: para favorecer la interculturalidad desde dentro del equipo de mediadores.
  • Personas con distintas disciplinas de procedencia: ya que se aportan distintas perspectivas sobre el trabajo con inmigrantes, así se pueden contar con trabajadores sociales, antropólogos sociales, psicólogos, educadores sociales...
  • Personas con distintas experiencias vitales: Educadores de distintas edades o que ellos mismos hayan vivido la experiencia de la inmigración.

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