martes, 6 de marzo de 2012

Los separados con mediación tienen una buena relación con sus hijos


El 81 por ciento de las parejas que han acudido en los últimos años a la mediación antes de separarse asegura que tiene una relación excelente con sus hijos y que el temor inicial a perder el contacto con ellos no se ha cumplido porque estos se han adaptado perfectamente a la nueva vida.
Así lo constata un estudio de la Asociación de Atención y Mediación a la Familia (ATYME) que analiza cómo ha influido la mediación en las personas que han optado en los últimos veinte años por este sistema de intervención para dejar la convivencia, y cómo esta alternativa extrajudicial ha cambiado la forma de experimentar uno de los duelos más complejos que vive el ser humano, la ruptura de pareja.
Los personas que utilizaron la mediación para divorciarse hace quince o veinte años, cuando no se conocía apenas este programa y la sociedad no estaba preparada para la separación, eran todas parejas casadas, con más años de convivencia que las que eligen este procedimiento ahora, con más hijos y llevaban también más tiempo pensando en separarse sin atreverse a hacerlo.
Son ya exparejas que tienen más desacuerdos, más conflictos y sobre todo hay muchas que se siguen encontrando mal porque han vivido con "un dramatismo mayor" la ruptura, según explica a Efe la directora de ATYME, Trinidad Bernal.
Y en buena medida lo han sufrido así porque se han sentido estigmatizadas por esta decisión, sobre la que han mantenido muchas dudas.
La tristeza que sufrieron ante la separación se agudizaba con pensamientos negativos, como "no voy a poder vivir sin él o ella", "no puedo seguir viviendo mi vida, no tiene sentido", con lo que "les cuesta más salir del hoyo al no resolver las emociones".
Sin embargo, la parejas actuales tienen unos pensamientos "mucho más motivadores para el cambio, para salir adelante", ideas que reflejan "distinto talante": "Esto es muy duro pero saldré adelante".
Pero a pesar de estas diferencias entre estas parejas que han utilizado la mediación en tiempos diferentes, el estudio revela que el cese de la convivencia ha repercutido a nivel personal de manera positiva en todas y ha mejorado su calidad de vida, especialmente en las que se han separado recientemente, un 80% de ellas.
Unas y otras han tenido que sobrellevar, con mayor o menor dramatismo, una serie de inconvenientes, desde tener que renovar el círculo social hasta ajustar las cuentas para llegar a fin de mes, pero la mayor preocupación de todos ellos han sido los niños.
No obstante, el 81% de las parejas que se han separado con mediación recientemente no ha visto cumplidos esos temores y dice tener una "relación excelente" con sus hijos, e incluso el 72% de los que se separaron hace más tiempo también opinan en el mismo sentido, aunque la ruptura haya sido más complicada.
Estos datos reflejan que esas personas han decidido separarse "haciéndolo bien", según Bernal, que ha comprobado que cada vez son más las que eligen la mediación para llegar a acuerdos con su pareja, que luego trasladan, a través de un abogado, a un juzgado o bien se quedan en el ámbito privado.
Para llegar hasta ahí, para comenzar la mediación, al menos una de las partes tiene que haber decidido separarse. Un mediador trabajará con la pareja para manejar el conflicto y amortiguar las emociones para que puedan llegar a sus propios acuerdos.
"No se busca la verdad -continúa-, ni quién tiene la razón. De lo que se trata es de ver de qué manera pueden llegar a un acuerdo que no les parezca mal o muy mal a ninguno de ellos".
El 84% de las parejas que aceptan el programa consiguen acuerdos y el 93% de ellas mantienen los acuerdos al menos al cabo de un año.
Una de ellas es Marisol, de 48 años, que decidió separarse hace ocho. Acudió en un primer momento sola a ATYME, pero luego su ya ex marido, con la ayuda de los mediadores, se dio cuenta de que "la cosa iba más en serio de lo que suponía" y que no estaba dispuesta a vivir "toda la vida peleada y encima teniendo dos niños".
Antes, ella había acudido a una abogada, pero no funcionó: "Me sentí mal, me dije: '¡no!, yo tengo que buscar otra cosa, no puedo hacerlo así, venir aquí con toda mi vida, ponerla en un papel, firmar y adiós buenas'. No lo soportaba emocionalmente y no hubiera sido bueno para mi pareja, porque el que la relación no fuera como tu quieres no significa que tengas especial interés en hacer daño a alguien que has querido y con quien has compartido tu vida".
Marisol ha recomendado a algunos amigos este programa: "Te ayuda a calmarte, a minimizar el dolor, aclararte las ideas, y después a poder abordar las cosas prácticas de la situación, como quién se queda con esto o aquello".
Los niños, en este caso, forman parte de ese 81% que mantiene una muy buena relación con los dos padres y con las actuales parejas de ambos, pero hasta llegar aquí, aunque te ayuden, como dice ella, "hay que poner voluntad" y "una buena disposición" para que todo salga lo mejor posible.

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