martes, 19 de julio de 2011

¿Por qué surgen los conflictos?

Todos, en algún que otro momento de la vida hemos estado inmersos en un conflicto. A veces llegamos al mismo sin percatarnos de cuáles fueron los pasos que nos condujeron a esta situación. Por ello, analizar por qué surgen los conflictos no es una idea vana sino que nos ayuda a resolverlos a partir de la comprensión de sus causas.
En primer lugar debe conocerse que el conflicto es un producto social y es una consecuencia “natural” de la interacción humana. El conflicto es un sistema dinámico en el cual los eventos y las comprensiones de las personas se reestructuran constantemente y se reinterpreta tanto el pasado como el presente o el futuro.
El proceso del conflicto tiene tal nivel de fluidez y complejidad que la trayectoria de un conflicto nunca queda absolutamente fijada desde el inicio. Pequeños e inesperados gestos, las acciones... todo puede incidir en el resultado.
Filley, en el 1989, enumeró nueve condiciones que posibilitan la aparición del conflicto:
  1. Jurisdicciones ambiguas. Cuando dos partes tienen responsabilidades relacionadas, sin que aparezcan claramente delimitados los límites entre ambas, hay grandes posibilidades de que aparezcan situaciones de conflicto.
  2. Conflicto de interés. Esta situación está asociada a formas de evaluación y de proyectarse en relación con asuntos comunes.
  3. Barreras de la comunicación. Las barreras en la comunicación, y en general las dificultades asociadas a ella, propician la creación de situaciones conflictivas entre las partes. El grado de conocimiento que una parte tenga de la otra tiene que ver con la aparición de conflictos.
  4. Dependencia. Cuando una parte depende de la otra es muy probable que aparezcan situaciones de conflicto.
  5. Diferenciación en la organización. Cuando el grado de diferenciación de una organización aumenta, se incrementarán las posibilidades de emergencia de conflictos, ya que la diversidad en los niveles de autoridad puede crear dificultades en la comunicación o disputas jurisdiccionales.
  6. Asociación de las partes. Cuando las partes deben tomar decisiones conjuntas, la posibilidad de que surjan conflictos es mayor.
  7. Necesidad de consenso. Si el consenso entre las partes es necesario, esto contribuirá a la creación de una posible situación de conflicto.
  8. Regulaciones comportamentales. Si los intereses de las partes chocan con el contenido de las regulaciones, es muy probable que la presencia de estos procedimientos conduzca a conflictos.
  9. Conflictos previos no resueltos. Todo conflicto previo no resuelto resulta ser un conflicto latente con el cual las partes enfrentan nuevas situaciones. Este hecho favorecerá la aparición de conflictos.
El hecho de comprender qué está en la base del conflicto nos permite asumir una postura privilegiada en el mismo ya que podremos guiar el proceso de resolución. Por ejemplo, ¿el conflicto aparece como resultado de una problemática previa no resuelta? Entonces es necesario trabajar en la misma y sacarla a la luz. Al contrario, ¿el conflicto surge porque la comunicación entre las personas es escasa? La solución se encuentra en mejorar los canales de comunicación, presentar nuestras ideas y escuchar pacientemente las de la otra persona. De hecho, en muchas ocasiones puede darse el caso que ambos estén diciendo lo mismo pero están tan encerrados en sus puntos de vista que no se percatan de las convergencias.
Finalmente, vale aclarar que el conflicto siempre se ha revestido de un halo negativo pero el mismo también puede tener aspectos positivos. Todo dependerá de cómo se aborde y termine, con posibilidades de ser conducido, transformado y superado por las mismas partes, con o sin ayuda de terceros.

Fuente:
Fuentes Ávila, M. (2000) Mediación de conflictos. La Habana: Centro Félix Varela.
Publicado Originalmente: El Rincón de la Psicología.

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