Pocos días separan a los musulmanes de su gran fiesta, la del Cordero: ‘Aid Al Adha’ o como se le suele llamar ‘Aid Kbir’ (Fiesta del Cordero). Un acontecimiento especial que se celebra cada año en el décimo día del mes de Dhul Hiyya (el último del calendario lunar islámico) que conmemora el sacrificio de Abraham, que según el Corán, estuvo a punto de sacrificar a su hijo Ismael hasta que Dios le ordenó que sacrificara a un cordero en lugar de a su hijo.
El día empieza en la Mezquita donde acuden los creyentes para oír ‘Jotba’, el discurso del Imam que adelanta la oración matinal y el sacrificio del cordero.
El sacrificio del animal, ya sea un cordero, una oveja o una vaca es un ritual que hay que cumplir para que la carne pueda ser comida. Es lo que se llama halal: lo que está permitido por la religión muslmana. Otro de los rituales es colgar el cordero con la cabeza mirando a La Meca tras degollarlo para que la carne se seque y endurezca o rezar unos versículos del Corán cuando se realiza el sacrificio.
La comida que se organiza esos días cambia según el origen de la comunidad, pero lo común en la comida marroquí en el primer día son los pinchitos de hígado envueltos con ‘grasa de cordero’, el cuscús con cordero y el taijne de tripa de cordero, entre otros.
Precisamente, en esta misma fecha, millones de peregrinos que han acudido a La Meca para cumplir con uno de los preceptos islámicos asisten a los sacrificios conjuntos que se realizan en el lugar histórico de Minan.
La fiesta dura dos días enteros y es habitual también que se ofrezca a los niños vestimentas y zapatos nuevos. En el Islam, el sacrificio de un animal, no es una obligación religiosa para los pobres que no tienen dinero para un gasto que podía alcanzar, como mínimo los 1.000 dírhams, por lo cual antes de esa fecha la gente suele donar y regalar a los pobres un cordero o regalar una cuarta parte del cordero según dicta la religión.
Este año, y según las estadísticas del Ministerio de Agricultura y Marítima, Marruecos dispone de más de 6,9 millones de cabezas para esta ceremonia. Una oferta distribuida entre 4,3 millones de ovejas y 2,6 millones de corderos y caprinos. Un número suficiente para cubrir una demanda estimada en 5,1 millones de cabezas.
Además de su dimensión religiosa, la Fiesta del Cordero ocupa un lugar importante en la economía nacional, especialmente para los agricultores para quienes la venta de los animales representa la fuente principal de ingresos para hacer frente a los gastos de otras actividades agrícolas y así mejorar su situación económica.
Esta celebración viene a ser el equivalente de la Navidad para los cristianos. Las reuniones familiares, las felicitaciones, el sentimiento religioso...
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